Archivo del blog

sábado, 13 de febrero de 2016

¿QUIÉN PAGA LAS HUERTAS?

Es la pregunta más escuchada en estos días en las conversaciones: ¿quién va a pagar las huertas?

La cantidad es verdaderamente importante y está alrededor de 50 millones de euros. Aunque realmente es mucho más. Hay que añadir los intereses generados por los préstamos solicitados por el Ayuntamiento para hacer frente a los distintos pagos efectuados y pendientes de efectuar.

En verdad, nadie dice a la ciudadanía cuántos millones va a sumar definitivamente el pago de las huertas. Pero todos sabemos que abonar semejante deuda resulta inabordable para una ciudad que cuenta con un presupuesto anual inferior a los 30 millones de euros. Por esta razón causa sonrojo escuchar que esta obligación se va a asumir sin que suponga un verdadero quebranto para las cuentas municipales, ni para el desarrollo de la ciudad o para la vida cotidiana de los ciudadanos.

Nada puede aminorar los perniciosos efectos que esta elevada deuda va a causar a la ciudad y a todos sus habitantes: imposibilidad de implementar proyectos de desarrollo e inversiones públicas, pérdida de calidad de los servicios que recibe la ciudadanía y encarecimiento de los mísmos, pérdida de habitantes, subida de impuestos y tasas municipales, ralentización del desarrollo económico, empobrecimiento social y cultural... Triste panorama para una ciudad que, lamentablemente, vuelve a perder el tren del progreso.

Desde el primero hasta el último de los vecinos y visitantes de Plasencia sufrirán serias pérdidas tanto económicas como sociales, culturales y demás aspectos relacionados con el hecho de vivir en Plasencia. Una ciudad endeudada muy por encima de sus posibilidades. Una ciudad en bancarrota, donde la administración económica municipal está intervenida por la hacienda pública. Una ciudad triste, de calles vacías y sin vida. 

La deuda de las huertas es una losa que va a lastrar el futuro de Plasencia y de sus ciudadanos durante bastantes años. Unida esta deuda a los devastadores efectos de la crisis económica sobre el comercio y el sector servicios ponen a esta ciudad nuevamente en la cuneta de la historia.

Solo una cosa está clara: la deuda la las huertas la pagarán los placentinos.