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martes, 22 de marzo de 2016

VICENTE PAREDES GUILLÉN, ECOLOGISTA.

Durante mis paseos de estos últimos días he podido ver, con gran inquietud y disgusto, la drástica deforestación que se está llevando a cabo sobre el bosque de ribera que acompaña al Jerte, aportando amenidad y verdor al paraje que, ahora se muestra desolado. El paseo fluvial de Plasencia, antes jalonado de grandes alisos, fresnos, chopos y demás especies de ribera, ahora se muestra salpicado de los anaranjados tocones -como heridas abiertas- de los árboles talados. Gran parte de la rica avifauna de la zona ha sido desahuciada sin contemplaciones, causando un grave daño que habrá que evaluar durante la inminente época de anidación y cría. 

Mientras contemplaba todo el desastre, pensaba en qué hubiera dicho al respecto D. Vicente Paredes Guillén: arquitecto municipal entre los años 70 y 90 del siglo XIX; primer arquitecto de Plasencia y hombre de gran cultura y amplios conocimientos en diversas materias.

Vicente Paredes fue siempre un defensor de la presencia de árboles en las ciudades y en sus alrededores, destacando los sus beneficiosos efectos sobre las condiciones ambientales e higiénicas de los espacios donde se desarrolla la vida del ser humano y del resto de seres vivos:

"... influyen mucho en el saneamiento de la comarca y la población, modificando favorablemente el clima y destruyendo las causas de muchas enfermedades, y por lo tanto es conveniente y necesario, si se quiere vivir más años y estar más sanos, completar la repoblación". (1894)

Los expertos de entonces estimaban que, para poder disfrutar de un ambiente urbano saludable, eran necesarios 150 árboles por habitante. D. Vicente Paredes pensaba que esta cifra era insuficiente, a la luz de los resultados que le daban sus cálculos, cifrando su estimación en 176 árboles por habitante. Siguiendo estos cálculos, en la actualidad la ciudad de Plasencia, con unos 40.000 habitantes (por tomar una cantidad redonda), necesitaría disponer de un total de poco más de siete millones de árboles (7,040.000).

Si tomamos los datos recogidos por D. Vicente Paredes en 1894 y los comparamos con la actualidad, tenemos que concluir que ha habido una clara disminución de la presencia de árboles en plazas y plazuelas de la Plasencia histórica:

En 1894 en la Plaza Mayor había 40 árboles.
En la plaza de la Catedral había 6 árboles.
En la plazuela de Vargas (hoy de Ansano) había 2 árboles.
En la plazuela de San Nicolás había 11 árboles. Y continúa el listado.

A esta desaparición progresiva del arbolado urbano, tenemos que añadir la desaparición de patios, huertos y jardines intramuros, donde había muchos árboles de todo tipo y tamaño, tanto ornamentales como frutales, autóctonos o exóticos. Muchos de estos espacios han sido sustituidos por viviendas, con el consiguiente empobrecimiento de la calidad ambiental de la ciudad histórica.

Finalizamos con una frase de Don Vicente Paredes, que bien podría aplicarse al presente, por lo poco que cambian las cosas pese al tiempo transcurrido: 

"Del arbolado municipal, esto es, del que tiene a su cuidado y fomento el Ayuntamiento, que tal vez pretendiera alguno considerarlos como parques y jardines indebidamente, no puede hablarse sin lamentar su escasez y tal vez pudiera decir, con alguna razón, su abandono, al ser poco el cuidado de que son objeto y los muchos enemigos que para su destrucción conspiran".


viernes, 11 de marzo de 2016

REFLEXIONES SOBRE EL 8 DE MARZO

El pasado día 7 tuve el honor de participar en la mesa de experiencias de mujeres pioneras, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer. Estuve acompañada de mujeres valientes y rompedoras que me llenaron de admiración. Dos de ellas eran deportistas, dedicándose una (Alicia Trujillo) a la bicicleta de montaña a nivel de competición de alta exigencia, y la otra (Ana Clérico) es campeona de España de Billar. Ambos deportes minoritarios, con pocos recursos económicos y escasa repercusión mediática. Dos mujeres jóvenes y llenas de fuerza y de entusiasmo, que nos transmitieron la presencia escasa y silenciosa de la mujer en el deporte.



No menos valor tiene la experiencia de la tercera mujer, Sofía Martín, conductora de camión y gruista, que trabaja en una conocida empresa de Plasencia. Anteriormente formó parte de las Fuerzas Armadas, donde conducía un camión y en la actualidad está preparándose para obtener el carné de conducir camiones de gran tonelaje. Una mujer que no teme a las grandes máquinas, que trabaja en un mundo dominado por los hombres y donde la presencia de mujeres es meramente anecdótica; sólo destacada en un día como el 8 de marzo y hundida en el silencio durante el resto del año.

Pero estas valientes mujeres hacen que estos SILENCIOS se vuelvan imparables clamores ante la sociedad y ante la Historia. Estas valientes mujeres dejan en evidencia todo discurso machista, desenmascaran toda argumentación paternalista, apoyada en un falso proteccionismo, cuya única pretensión es domesticar a la mujer, reducirla a su condición de madre protectora y sacrificada, poner sordina a todas las mujeres que rompen moldes siguiendo, sin trabas, sus impulsos e intereses.

Yo, ante estos magníficos ejemplos de mujeres valientes, me quito el sombrero.