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jueves, 29 de noviembre de 2018

CEMENTERIO JUDÍO DE PLASENCIA

Recientemente he visitado el Cementerio Judío de Plasencia, prudentemente acompañada; es un lugar peligroso o, al menos, inseguro. Tenía que valorar si era factible incluirlo en un tour o recorrido nuevo que estoy trazando para ofertar a quienes visitan la ciudad, interesados por el legado cultural sefardí. 

Tras comprobar el lamentable estado de las sepulturas y las pésimas condiciones de seguridad que ofrece el lugar donde se asienta, así como sus accesos, me he visto en la triste necesidad tener que descartar su visita.

Contemplar cómo las tumbas se van degradando progresivamente, cómo se van desmoronando sus bordes, cómo las invade la vegetación... Dan ganas de llorar. 

El camino de acceso está lleno de piedras sueltas y los baches han sido rellenados con escombros. Caminar por él no es apto para los delicados tobillos de gentes de ciudad, acostumbrados sólo a pisar asfalto y suelos pavimentados; es fácil accidentarse por estos andurriales.

Los senderos, que permiten acercarse e ir descubriendo las sucesivas sepulturas vacías, están llenos de basura: cristales rotos, latas de refrescos y cerveza, trozos de envases de plástico, botellas, etc. Lo propio para resbalar y caer encima de cristales o de toda esa basura. Conclusión: desaconsejamos visitar el Cementerio Judío mientras no mejore la situación descrita.

¿Cómo puede abandonarse así un bien patrimonial tan valioso? Es de los pocos cementerios hebreos que se conservan en la Península Ibérica; de los pocos que se han librado de ser devorados por el desarrollo urbano de las ciudades. Es el único cementerio de estas características que existe en la Comunidad Autónoma de Extremadura. 

¿No es suficiente con todo esto para que merezca una mayor atención y cuidado?

Lanzo desde aquí un S. O. S. 

¡SALVEMOS EL CEMENTERIO JUDÍO DE PLASENCIA!