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viernes, 11 de marzo de 2016

REFLEXIONES SOBRE EL 8 DE MARZO

El pasado día 7 tuve el honor de participar en la mesa de experiencias de mujeres pioneras, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer. Estuve acompañada de mujeres valientes y rompedoras que me llenaron de admiración. Dos de ellas eran deportistas, dedicándose una (Alicia Trujillo) a la bicicleta de montaña a nivel de competición de alta exigencia, y la otra (Ana Clérico) es campeona de España de Billar. Ambos deportes minoritarios, con pocos recursos económicos y escasa repercusión mediática. Dos mujeres jóvenes y llenas de fuerza y de entusiasmo, que nos transmitieron la presencia escasa y silenciosa de la mujer en el deporte.



No menos valor tiene la experiencia de la tercera mujer, Sofía Martín, conductora de camión y gruista, que trabaja en una conocida empresa de Plasencia. Anteriormente formó parte de las Fuerzas Armadas, donde conducía un camión y en la actualidad está preparándose para obtener el carné de conducir camiones de gran tonelaje. Una mujer que no teme a las grandes máquinas, que trabaja en un mundo dominado por los hombres y donde la presencia de mujeres es meramente anecdótica; sólo destacada en un día como el 8 de marzo y hundida en el silencio durante el resto del año.

Pero estas valientes mujeres hacen que estos SILENCIOS se vuelvan imparables clamores ante la sociedad y ante la Historia. Estas valientes mujeres dejan en evidencia todo discurso machista, desenmascaran toda argumentación paternalista, apoyada en un falso proteccionismo, cuya única pretensión es domesticar a la mujer, reducirla a su condición de madre protectora y sacrificada, poner sordina a todas las mujeres que rompen moldes siguiendo, sin trabas, sus impulsos e intereses.

Yo, ante estos magníficos ejemplos de mujeres valientes, me quito el sombrero.