En cuanto a la última entrada publicada,
tengo novedades para compartir.
Hace pocos fines de semana tuve ocasión de
hablar con una persona que conoce bastante bien el convento de Las Capuchinas y a sus últimas ocupantes.
Como podéis imaginar, aproveché la ocasión para preguntar por la verdadera
situación del convento y sobre la decisión definitiva de la comunidad
religiosa respecto al edificio.
Bien, el asunto es cómo sigue a
continuación:
Las últimas tres hermanas marcharon a Zaragoza y no parece
posible que vuelvan, dada su avanzada edad. Sus condiciones de vida en este
convento eran bastante duras, como casi todos sabíamos; inapropiadas para la
edad de las hermanas. Como inapropiada era la pesada carga de mantener abierto
y en uso un edificio de semejantes características y dimensiones.
Sabíais que ellas vivían de la caridad? El
convento no tenía ingresos de ningún tipo y comían de las donaciones de amigos
y vecinos. Me cuentan que, cuando tocaban la campana, fuera de las horas de
costumbre, era para indicar que no tenían comida. Los que ya entendían esta
forma de comunicación, tan medieval pero tan dramática, acudían con
ayuda en forma de alimentos.
La pobreza extrema, en numerosas ocasiones, está
más cerca de nosotros de lo que imaginamos.
El edificio es propiedad de la Orden de
Clarisas Capuchinas y, de momento, no hay ninguna decisión firme y definitiva
sobre su futuro. El edificio está tal cual, con todas sus pertenencias, mobiliario y obras de arte en su lugar correspondiente.
Esperemos que vuelva a estar habitado.