El paisaje cultural, como concepto patrimonial novedoso, se impone a la hora de abordar la ordenación del territorio en sus diversas unidades naturales: término municipal, comarca, cuenca fluvial, valle, serranía, marina, etc. Es necesario adoptar una visión de conjunto y poliédrica de todos y cada uno de los múltiples elementos que componen un paisaje, incluida su población, tantas veces olvidada en las políticas excesivamente sectoriales.
Un paisaje dice mucho de nosotros, de lo que somos, de cómo vivimos, de nuestra historia remota y reciente, de nuestros sueños e ideales, de nuestros valores colectivos. Una sociedad que cuida sus paisajes es una sociedad de alto nivel cultural.